Juan Genovés, el artista que pintaba el presente

El otro día fui con Carol al Museo Goya. Esta chica siempre conoce a alguien, y acabamos entrando gratis. Teníamos muchas ganas de ver la exposición de Juan Genovés. Qué divertido es ver a esos hombrecitos desde el cielo, mientras caminan hacia quién sabe dónde. 

Desde El Abrazo de 1976 hacia el presente

De aquella exposición salí con muchas preguntas. ¿Qué le pasó al artista que pintó El Abrazo? El mismo artista, acabó pintando en estos últimos años al individuo en medio de la muchedumbre. ¿Así nos veía ahora?

Idealista, a la par que realista, Genovés pintaba el presente, el de cada momento. Yo creo que encontró en el pincel una buena terapia. Para sanar heridas, de esas que no salen con palabras, y poco a poco, se fue convirtiendo de testigo en profeta. 

Yo lo admiro porque, como él, también creo en la función del Arte y el artista en la sociedad. Una sociedad mejor, más profunda, más sensible y comprometida. Y si algo admiro, es su capacidad de evolucionar. 

Parece que, en el curso vital de las personas, tenemos una evolución desde la adolescencia a la madurez, y en la madurez una evolución hacia un momento cumbre, que se convierte en lo más representativo de nuestra trayectoria. Y después ya uno es demasiado mayor para conectar con la actualidad. Genovés nos demuestra que esto es mentira. La trampa es pensar que tu momento ya ha pasado, o peor aún, pensar que lo que hiciste en los 80 sigue valiendo para 2021. El momento de Genovés podría haber sido la transición democrática y los años 80, pero él quiere seguir contemplando el mundo, en el aquí y el ahora.

De testigo a profeta

Es verdad que la mirada del artista va cambiando, y lo vemos de forma muy gráfica en la perspectiva de sus obras. En El Abrazo, él contempla como uno más, desde abajo, como una foto de lo que está pasando a su alrededor. Y poco a poco, de ser testigo de la historia, su perspectiva se va convirtiendo en una vista de pájaro, en un plano cenital y lejano, más objetivo, con más perspectiva y por tanto, más profético.

Bueno, tampoco hablamos del ojo de Dios, pero sí que es una transformación de la mirada hacia un panorama amplio y global, que habla de nuestra sociedad. Quiero pensar que, como dice Francisco Calvo Serraller “todo Genovés está en el Genovés más reciente”, y por tanto su visión esperanzada de la sociedad no se ha ido. ¿Qué nos dice por lo tanto al plasmarnos solos en medio de grandes multitudes? Quiero ver posibilidades: de tender puentes, de crear lazos, de ir todos hacia un lugar común. Quiero ver buscadores. 

¿Sería posible otro abrazo ahora? ¿Otro reencuentro de posibilidades?